Desde el primer momento en que uno sabe que deberá someterse a una cirugía surgen una cantidad de pensamientos que despiertan una serie de emociones confusas.
El psicólogo, en dicha circunstancia, trabaja apoyado en un área de la psicología denominada psicoprofilaxis quirúrgica (psico hace referencia a lo mental y profilaxis a la prevención); es decir: se trabaja desde una perspectiva preventiva considerando todas la preocupaciones que uno tiene para que éstas no obstaculicen sino al contrario, faciliten atravesar los momentos de la cirugía de la mejor manera posible.
Porque es mejor saber que no saber?
Muchos padres piensan que es mejor que su hijo ‘no sepa nada’ acerca de que será operado porque suponen que de esa manera evitarán que se angustie. Pero esto es un grave error. Nada puede perturbar más a un niño como el ser llevado al hospital engañado e ir ‘descubriendo’ sólo qué es lo que sucede a medida que los médicos comienzan con la rutina preoperatoria.
Esto no sólo puede generar importantes alteraciones post-operatorias como trastornos en el sueño (pesadillas, insomnio), pérdida del control de esfínteres, del habla o de otras capacidades ya adquiridas previas a la cirugía sino que además produce una pérdida total de confianza en sus padres ya que, con razón, se siente engañado. Probablemente tampoco se deje revisar y dificulte todas las acciones preoperatorias.
Además, en un futuro no muy lejano, puede generar un enorme distanciamiento con sus padres, incredulidad frente a lo que éstos le digan y enojo (sin mencionar el posible miedo y rechazo a las próximas visitas médicas que en la mayoría de los casos deben continuar con mucha frecuencia).
Porque cuesta tanto contarle a nuestros hijos que serán operados?
Algunos padres piensan que sus hijos tienen los mismos miedos que ellos, es así que suponen que el informarles que deben ser operados generará en sus hijos la misma reacción que tuvieron sus padres (que suele ser de mucha angustia, temor, ansiedad, incertidumbre, etc). Pero esto generalmente no suele ser así. Los niños tienen miedos diferentes a sus padres.
Suele suceder que la casa comienza a cambiar la dinámica, las idas y vueltas al consultorio médico aumentan, la cara de los adultos que los rodean están permanentemente preocupadas y cada vez que se trata el tema de la cirugía se excluye al niño, pero sin embargo a pesar de todo ello, cuando el niño pregunta se le dice: “no pasa nada”. Los chicos captan esta contradicción ya que perciben mucho y generalmente saben qué es lo que acontece a su alrededor aunque no tengan las palabras o la información precisa. Por lo tanto, el poder adquirir esas palabras, y que sean transmitidas por sus padres, en quien confían, los tranquiliza enormemente (a diferencia de lo que sus padres piensan que los pondrá más nerviosos).
Por lo general, los padres se sorprenden de la reacción de su hijo al contarle que será operado y terminan pensando “y yo que me hice tanto lío para contarle y al final no se puso mal como esperaba”…o…”mi hijo ya sabía lo que le quería decir” (situación que suele darse con frecuencia).
Sí es importante saber de qué manera transmitirlo y para eso uno debe prepararse.
Cómo puede uno prepararse psicológicamente para la cirugía?
- Con niños mayores:
Se trabaja, en principio, con los padres brindándoles información útil para atravesar el momento quirúrgico. Además se intenta conocer al niño desde la perspectiva de sus padres: cómo es, cómo se comunican con él, cómo se comporta en situaciones estresantes, cómo lo tranquilizan, qué cosas le gustan, cuáles lo ponen nervioso, etc. También se indaga un poco sobre la historia del niño desde que nació, problemas que haya tenido, pérdidas importantes, anteriores internaciones o intervenciones y sobre todo, si ya le han contado acerca de que deberá operarse. Si lo han hecho se indaga acerca de cómo le contaron, qué le contaron y como reaccionó, preguntas, silencios, cambios de actitud, etc.
Y si no le han contado aún, se trabaja con los padres para que puedan hacerlo (ya que no hay persona más indicada que ellos para transmitirles la noticia). Se brinda material para ello y se los guía para que lo puedan hacer de la mejor manera posible.
Luego se trabaja con el niño acerca de la cirugía introduciendo lo que ya sabe y ampliando gradualmente la información acerca de lo que le acontecerá (siempre respetando su forma individual de querer saber más o menos).
Se trabaja utilizando una amplia variedad de recursos (de acuerdo a su edad): entrevistas, dibujos, manualidades, charlas, juegos, cuentos, etc…Se hace mucho hincapié en el juego, éste se realiza con muchos de los instrumentos médicos que luego los niños conocerán previo y posterior a la cirugía, de esta manera pueden familiarizarse con ellos, perderles el miedo y tramitar en forma activa lo que luego vivirán pasivamente.
Gracias a la virtualidad, se han desarrollado e incorporando al consultorio, muchas herramientas tecnológicas, tanto en entrevistas por videollamada o el uso de zoom, permite incorporar videos informativos o disparadores.
Las entrevistas con los niños suelen realizarse, en la medida de lo posible con uno o ambos padres, hermanos, abuelos, etc (de acuerdo a cada situación) para que ellos se involucren en la historia y a la vez, adquieran más herramientas.
Cada niño es diferente y reacciona de manera diversa, por eso es importante comenzar con las entrevistas cuánto antes, para poder entrar en confianza y poder realizar la cantidad de entrevistas que el niño necesite.
- Con bebés:
Cuando los niños están en edad preverbal, se trabaja con los padres para que puedan adquirir la mayor cantidad de “herramientas” posibles para afrontar la situación. Es muy importante que los padres se encuentren lo más tranquilos posible debido a que los bebés perciben la tensión y nerviosismo que hay en ellos, y esto los perjudica de diversas maneras.
Por ello se trabaja mucho con la información recibida y la que aún no se ha esclarecido para que puedan “ir haciéndose la idea” y preparándose para los distintos momentos que componen el proceso quirúrgico (internación previa, entrada al quirófano, encuentro con el bebé luego de la cirugía, estadía en la terapia intensiva, molestias típicas, alta de internación, etc.).
Al igual que cada niño, cada padre tiene una preocupación diferente que le mantiene elevada la ansiedad (teoría respecto a porqué debe atravesar esta situación, historias complicadas de cirugías pasadas, incertidumbre, etc.), y es muy importante que estos elementos tengan un espacio donde puedan ser trabajados de manera que no se conviertan en un obstáculo para ayudar y acompañar a su hij@ a atravesar el proceso quirúrgico.
Es por esto que es importante atravesar estos procesos, preparados, con un rol activo, informados y más unidos que nunca, así formara parte del entramado de la historia vital de la persona y no un obstáculo que actúe como mojón en un camino de hechos traumáticos.
Lic. Vanina Pucill
Psicoterapeuta- Especialista en psicoprofilaxis quirúrgica